30 agosto, 2007

26 agosto, 2007



INTERCAMBIO DE COMPAÑEROS Y BUSQUEDA DE SENSACIONES NUEVAS

La movida swinger porteña convoca a parejas cada vez más jóvenes
Son chicos y chicas de poco más de 20 años y apuestan al "sexo sin inhibiciones".


Carlos Galván
cgalvan@clarin.com

Nada más equivocado que la idea de que la movida swinger es exclusiva para parejas que llevan años casadas y que ya están aburridas de tener sexo entre ellas. Ahora la novedad en los siete boliches y clubes porteños donde se concretan los intercambios de pareja es que desbordan de gente joven. Muy joven: esos locales son frecuentados por chicas y chicos de poco más de 20 años. A muchos, además, les encanta la exhibición.

"Bajó bastante la edad en el ambiente swinger", reconoció Daniel Bracamonte, fundador de la Asociación Argentina de Swingers. Bracamonte, editor además de una revista sobre esta alternativa sexual, agregó: "Los mayores de 45 se están quedando afuera de los boliches".

"Star New" es el boliche más popular de la movida swinger. Es el más antiguo y el que más gente convoca. Su responsable, Raúl Cacho Leiva, reveló que en el "último tiempo están viniendo chicas y chicos más jóvenes que antes. Antes, el promedio de edad superaba los 40 años, pero los que ahora están apareciendo con más fuerza son los menores de 30".

Clarín, sin identificarse, estuvo un sábado a la noche en "Star New". Como en cualquier otra disco de Buenos Aires, las parejas llegaban -la entrada les cuesta 30 pesos- y se ponían a tomar una copa y a bailar cada una por su lado. "A diferencia de otros boliches de este tipo, acá no vas a ver ningún gato. Todas las chicas que vienen son swingers auténticas", se jactó Leiva.

De a poco, las parejas empezaban a acercarse unas a otras, muchas veces gracias a la tarea de Leiva, quien oficia de "celestino". "Yo les preguntó qué están buscando y entonces los presentó a otra pareja". Al promediar la noche, ya se empezaban a concretar los intercambios. De allí, muchos arrancaban para hoteles alojamiento.

Pero hay otros boliches swingers en los que la gente tiene sexo directamente allí. Clarín estuvo en uno también un sábado -sus dueños pidieron que no se lo identificara por temor a perder la habilitación municipal tras la publicación de esta nota- en el que poco después de las 2 de la mañana muchas mujeres, muy jóvenes, bailaban en topless.

Una hora más tarde, muchas clientas ya bailaban totalmente desnudas. Varias, incluso, se animaban a hacer el baile del caño sobre un pequeño escenario. Estaban al alcance de las manos del público masculino, que aprovechaba para tocarlas. Algunos, simultáneamente, tenían sexo en la pista, frente a otros habitués que bailaban.

En el primer piso de ese boliche funciona la zona de reservados. Las parejas subían con otras parejas y tenían sexo allí. Era posible llegar hasta ahí simplemente para curiosear. Algunos no mantenían relaciones: sólo les interesaba observar cómo sus parejas tenían sexo con otras personas. Cerca de las 6 de la madrugada, en ese primer piso se abrió un salón y en el que se practica gang bang, término con el que se define cuando una sola mujer está con varios hombres a la vez.

A Daniel Bracamonte le quedan algunas dudas de que todos los jóvenes que ahora inundan estos boliches sean auténticos swingers. "Capaz que sólo son chicos a los que les gusta el sexo variado", plantea.

Dicen que para ser un auténtico swinger no vale "entregar" a una amiga o a un conocido. "Uno lo que quiere es que la otra sea una pareja real. Si no la relación es totalmente desigual: yo te estoy dando a mi mujer y vos me das a una amiga. Ahí el afecto que se pone en juego no es el mismo", sostiene Bracamonte.

Pero ese tipo de boliches no son la única opción de los swingers. Desplazados por los jóvenes, los más veteranos encontraron refugio en departamentos que se alquilan especialmente. Los gastos de los departamentos -por lo general no tienen muebles, sólo colchonetas distribuidas en los ambientes- son divididos entre todos.

Otros optan por fiestas privadas, como la que a fines de este mes hace la revista swinger Entre Nosotros. Hay, además, opciones que suenan más inocentes, como los campeonatos de bowling que se organizan todos los martes en un conocido local porteño y que sirven, entre los lanzamientos de bolos, para coordinar los intercambios de parejas.