01 agosto, 2008

La fiesta SwingFest repleta hotel de Hollywood


EVAN S. BENN
ebenn@MiamiHerald.com

El individuo corpulento vestido con una camiseta blanca le explicaba las reglas del juego del festival conocido como SwingFest a las decenas de parejas que hacían fila ayer para entrar en un sutuoso hotel de Hollywood.
No se permiten desnudos en la piscina. No se puede enamorar a los empleados del hotel. Pero excepto, esas dos prohibiciones, TODO SE PERMITE, en tanto los organizadores entusiasmaban a los participantes a que consideraran el Westin Diplomat Resort de cuatro diamantes como su "casa de diversiones''.
Las parejas que hacían fila para inscribirse como huéspedes participarían en lo que ha sido descrito como la ''la fiesta de swingers más grande del mundo''.

DAVID LIVINGSTON/AFP/GETTY IMAGES
La estrella porno Mary Carey
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28 julio, 2008

Swingers e Identidad

Por Elsa Lever

Partiendo del concepto de que la identidad colectiva resulta de las relaciones de los individuos entre sí dentro de un grupo o de un colectivo social, he considerado hablar sobre un grupo que, en apariencia, carece de toda trascendencia política o social, pues un solo fin parece ser su única motivación de integración: el erotismo. Me refiero al grupo conformado por los swingers, “población erótica” con sus preferencias específicas, cuyos gustos, menciona J. Weeks, pueden aplicarse únicamente a la minoría de una minoría, como los sadomasoquistas, pedófilos, travestis y prostitutas.
Considero que los swingers poseen una identidad como “agrupación erótica” porque ser swinger es una elección. Entendidos como individuos que gustan del intercambio de parejas, que poseen sus normas, reglas y ritos, este grupo social trastoca enormes mitos relacionados con la construcción social del género.
Es decir, vistos como una minoría amoral, a la que no le importa compartir sexualmente a su pareja con otros u otras; los swingers enfrentan, y confrontan, los mitos creados sobre cómo deben ser en la intimidad los hombres, las mujeres y la vida en pareja.

Me explico: Sobre los hombres y mujeres pesa la construcción social de su género, donde la sexualidad y el ejercicio de ésta incide de manera vital. A los hombres se les ha enseñado históricamente que sólo ellos pueden mantener encuentros sexuales extrapareja; a las mujeres se les ha enseñado que es inmoral tener placer sexual; y para la vida en pareja se ha asignado históricamente la fidelidad y la privacidad.Para “ser” swinger, en cambio, es necesario deshacerse de estos pre-juicios. Ni los hombres son dueños de las mujeres (y menos de su sexualidad); ni las mujeres son “indecentes” por sentir deseo sexual; ni las parejas constituidas como tales cometen “infidelidad” (porque es con pleno consentimiento de cada uno), ni la humanidad está en pecado por desear a la mujer del prójimo o al hombre de la prójima.

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